SAN JUAN, PR – DICIEMBRE 2018 –  A finales del mes de Octubre, en la ciudad de Ridgecrest, California, el candidato Scott Leahy sometió una petición para demandar a su contrincante Wallace Martin por fingir vivir en el distrito al que ahora sirve. Con la bendición del fiscal general, se emplazó a Martin luego de que una investigación revelara que este no reside permanentemente en su apartamento que queda en los parámetros del distrito. La documentación inicial de la demanda tenía unos datos incorrectos, por lo que se trató de emplazar a Martin nuevamente el 31 de Octubre en su residencia permanente fuera del distrito.

Ahí es que empieza el problema. Primero, Martin le cerró la puerta en la cara al emplazador y mandó a poner un sistema de portón en su residencia que no permite que nadie se acerque a la puerta. Luego, cuando el emplazador estaba frente a la residencia en otra ocasión tratando de obtener acceso, la esposa de Martin, Margaret, se le estacionó al lado y le tomó fotos y grabaciones de manera amenazante. En la última visita por otro emplazador, Margaret lo recibió de una forma hostil, gritando epítetos y amenazando con llamar a la policía. La gota que colmó la copa fue que Margaret recibió una llamada de su esposo y el emplazador escuchó cuando el mismo le dijo a su esposa que buscara la pistola. El emplazador tomó una foto de Margaret mientras esta le faltaba el respeto y lo trataba de ladrón hostigador. Martin todavía no ha sido emplazado. Aunque este es un tema que le concierne más a la comunidad de Ridgecrest, es un ejemplo de lo que puede pasar en el diario vivir de un emplazador.

Me gustaría recordarles lo que es un emplazador antes de continuar. Un emplazamiento es una orden de un juez que se trata de otorgar a el recibidor un plazo para presentarse ante el Tribunal. Por lo general, es la presentación de una demanda o de un recurso. Por lo tanto, un emplazador es el mensajero entre ambas partes. Como hemos podido evidenciar, entregarle documentos legales a alguien sin aviso, amarrándolos a una responsabilidad mayor, no es siempre una experiencia placentera.

Existen muchísimos casos como el de Martin y Margaret. Hace poco hablé de la posibilidad de empezar a equipar a los emplazadores con las llamadas "body cameras”, que se colocan en el abdomen para grabar la entrega y espantar intenciones violentas. En el tiempo que se toma la implementación legal de esta práctica, o de cualquier otra modalidad, la profesión continúa siendo peligrosa.

Si no son amenazas con armas de fuego, son perros violentos o emplazados persiguiendo al emplazador gritando o sacándolos de la propiedad. Cómo olvidar el caso de Maria Gillings en el estado de Florida, que durante una entrega en el 2015 fue obligada a retirarse a su carro ya que el emplazado, Daryl Banks, le tenía una pistola apuntada a la cara.

Es importante continuar hablando de los riesgos que se corren en esta profesión, no solo para buscar alternativas o para informar al público de la labor, sino para fomentar regulaciones y protecciones que permitan llevar a cabo el trabajo de forma segura.

Como emplazadores tenemos que saber retirarnos cuando el caso es demasiado peligroso. Debemos siempre tener cuidado y estar alerta a cualquier señal de que será una entrega peligrosa. Antes de salir a una entrega, pregunta por la conducta del recibidor, verifica que tengas la dirección actualizada, y aprende a llamar al 911 en casos extremos. Siempre con buen temperamento y paciencia, te puede resultar útil a la larga.

A los emplazados, por favor recuerden que no ganan nada con agredir o abusar de un emplazador. Al violentar a un emplazador, solo amenazas sus habichuelas. El estado como quiera te va a encontrar y puede que sea hasta menos placentero que una entrega personal. Al final del día, el emplazador solo hace entregas, no conduce la demanda en tu contra o cualquier otro motivo por el que te tengas que presentar en el Tribunal.  

Fernando Fernández,  PI, BAI, CCDI, CDRS, CII, CAS, CHS-II Presidente - Covert Intelligence, LLC

Galardonado como Investigador del Año 2018 por el Concilio de Investigadores Internacionales, Fernando Fernández se dedica a la investigación privada en el Caribe desde hace más de 10 años con su compañía Covert Intelligence, LLC. Además de ser experto en fraude digital y corporativo, se especializa en lenguaje corporal y micro/macro expresiones, investigaciones criminales, localización de personas desaparecidas o en riesgo, y ofrece seminarios sobre el arte de la interrogación. Es autor de la novela "Paradise Undercover", basada en sus experiencias en investigaciones en el Caribe, y de la libreta "El Arte de Detectar Mentiras".

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