SAN JUAN, PR – Noviembre 2017 –  La nueva realidad. Así le dicen a las circunstancias por las cuales pasa nuestro Puerto Rico luego del Huracán María. Este término de "la nueva realidad" se supone que incluya situaciones como el gran porcentaje de personas todavía sin servicio de electricidad, los que todavía no cuentan con servicio de agua, no saber dónde hay señal de celular o internet, las largas filas para todo, el no saber qué alimentos hay en el supermercado porque cambian de un día para otro, los comercios cerrados, los horarios limitados de los que están abiertos, en fin, realmente una realidad muy diferente a la cual estábamos acostumbrados.

Sin embargo, hay una situación dentro de esta nueva realidad que no debería ser parte de ella. Me refiero a la proliferación de vehículos con biombos de luces azules transitando por nuestras calles. En específico, estoy hablando de los autos que no son vehículos oficiales de ninguna agencia de ley y orden que están usando estas luces de forma ilegal.

La ley número 22 de enero del 2000, o Ley de Vehículos y Transito de Puerto Rico, según enmendada, establece en el artículo 14.12 inciso (a) que "El uso de una luz azul queda reservado exclusivamente para los vehículos de la Policía, Legisladores, alcaldes, jueces y fiscales." Todos estos vehículos deben estar debidamente identificados con rotulación o tablillas especiales que le permitan al público saber que es un vehículo oficial.

Me consta, porque lo estoy viendo a diario, que por nuestras carreteras transitan vehículos que no son vehículos oficiales de ningún tipo con biombos de luces azules prendidas. Estos vehículos tienen una gran variedad de marcas, modelos, años y condición, y todos tienen tablillas privadas. Usan las luces azules para abrirse paso cuando hay congestión vehicular, para cruzar intersecciones a las malas, para conducir a exceso de velocidad o simplemente para amedrentar a otros conductores. La mayoría de los ciudadanos todavía respeta el uso de esas luces y les conceden el paso, o se echan a un lado automáticamente. Pero, ¿cómo usted piensa que uno se siente cuando deja pasar al vehículo que pensaba que era oficial, y lo que le pasa por el lado es un carrito chocado, con moho y quince calcomanías, con una tablilla privada y con un biombo azul?

Ahora tú nunca sabes quién tiene un biombo azul. Estas personas se pueden hacer pasar por oficiales estatales o federales. Pueden ser algunos de los agentes de seguridad privados que están trabajando en la isla, algunos sin los permisos necesarios. Puede ser un fulano cualquiera que compró el biombo azul por internet por menos de $100. Pueden ser malhechores que buscan accesos que les permitan asaltar o acechar a alguien. En fin, es una situación grave, que debe ser atendida lo antes posible. Y esto me lleva a una gran interrogante: ¿qué está haciendo la Policía de Puerto Rico al respecto?

Mientras buscamos quién nos proteja y haga cumplir la ley, y se encargue de procesar legalmente a todos estos individuos que están usando luces azules indebidamente, queda de nosotros ser precavidos. Cuando esté en la carretera de noche, manténganse al tanto de los vehículos a su alrededor. Trate de identificar tablillas, buscando si hay alguna oficial. Fíjese en las marcas y modelos de los carros. Si usted sabe que no tiene vehículos oficiales a su alrededor y de momento alguno prende un biombo azul, no lo confronte. Haga lo posible por salirse de su paso, pero trate de ver la tablilla. Si es una tablilla regular, apúntela y asegúrese de informarlo a la policía. Vamos a comenzar una campaña de información, para que la Policía tome nota y se dé cuenta que los ciudadanos estamos al tanto de lo que está pasando y NO LO ACEPTAMOS.

En estos momentos de crisis, donde tratamos de hacer las pases con "nuestra nueva realidad", no necesitamos una preocupación adicional como la de no sentirnos seguros en nuestras carreteras. Informe, hable con sus conocidos, y distribuya la información. Es la única manera de retomar el control, y poner un granito de arena para que retornemos a ser un país de ley y orden.