Es más, en 2012, Barnaby Jack, un programador neozelandés mostró que podía activar de forma remota todos los dispositivos de este tipo situados en un radio de diez metros y hacer que emitiesen una descarga eléctrica letal. Algunos expertos en seguridad informática advierten de otro posible modo de ataque: acceder a los archivos médicos en los que se indica el tratamiento que debe seguir un paciente ingresado en un hospital y cambiar las dosis de fármacos o los medicamentos prescritos por otros que afecten negativamente a su salud.
Incluso nuestro propio auto podría matarnos de forma parecida. En 2010, un grupo de ingenieros especializados en seguridad vial logró acceder al sistema de navegación de un automóvil a través de su conexión a internet. Entre otras cosas, pudieron hacer que el motor acelerase y desactivar sus frenos.