SAN JUAN, PR – Abril 2018 –  Las redes sociales se han convertido en el pan nuestro de cada día. Sustituyeron las visitas, el correo y las llamadas telefónicas por completo. Las personas hoy en día se mantienen en comunicación por Facebook, Twitter, Instagram y Snapchat, entre otros. Sin embargo, no todas estas plataformas son iguales. Snapchat por ejemplo, es la favorita entre los usuarios más jóvenes. El mayor porcentaje de sus usuarios está en escuela elemental y superior.

Una de las razones por las cuales Snapchat es tan popular entre los niños y jóvenes es que ofrece la oportunidad de comunicarse sin que los adultos puedan saber qué es lo que se comparten entre sí. Esto es debido a que Snapchat se especializa en mensajes que se borran inmediatamente luego de que el destinatario lo abre. Las opciones de la plataforma le permiten al usuario escoger si su mensaje se va a borrar en 30 días, un día, o segundos luego de que el destinatario lo vea. Como podrán imaginar, para los chicos esto es fabuloso porque así sus padres, maestros y otros adultos no pueden monitorear qué comparten con sus amigos. Debido a esto, la población de usuarios jóvenes ha dejado de usar Facebook, Twitter e Instagram en un éxodo masivo hacia Snapchat.

Los pedófilos se dieron cuenta de que este tipo de plataforma también es el sitio perfecto para conseguir e intercambiar pornografía infantil. Haciéndose pasar por niños, estos depredadores se hacen amigos de otros niños y niñas en Snapchat y los convencen de enviarles fotos de desnudos, e inclusive les dan instrucciones de posiciones y efectos. Además, los convencen de hacer actos sexuales y tomarse fotos para que se las envíen. Por otro lado, hay pedófilos adultos que tienen otros pedófilos entre sus contactos y usan la aplicación de Snapchat para compartir pornografía infantil.

El problema que tienen las agencias de ley y orden para monitorear y procesar a estos individuos es que es casi imposible saber qué está pasando en Snapchat, ya que los mensajes se destruyen de inmediato. Adam Scott Wandt, un profesor de política pública en John Jay College of Criminal Justice, asegura que las salvaguardas de Snapchat al eliminar los mensajes son totales, y aumentan la dificultad de hacer una investigación.

"Tenemos niños en toda la nación que reciben acercamientos de personas que ellos piensan que son niños de su edad, pero en realidad son depredadores, adultos que son mucho mayores que ellos que tienen perfiles falsos..." dice Scott Wandt, quien piensa que es responsabilidad de los padres proteger a sus hijos cuando usan estas plataformas. "En un futuro el uso de inteligencia artificial y la habilidad de vetar a los usuarios según se registran en estas aplicaciones será de mayor importancia, y eventualmente podremos resolver el problema, pero no será fácil," concluyó.

Scott le recomienda a los padres y encargados estar pendientes de las acciones de sus niños cuando usan cualquier plataforma de redes sociales. Para empezar, se supone que niños menores de 12 años no tengan cuentas, pero todos sabemos que ya en escuela elemental las tienen. Entonces, los padres deben saber cuáles son estas cuentas, y tener las contraseñas de todas. Los menores usando las redes sociales no tienen derecho a la privacidad cibernética - tienen derecho a ser protegidos por sus padres o encargados, y es la responsabilidad de esos padres o encargados que sus hijos estén seguros. Los padres deben buscar las cuentas de los amigos que sus hijos tienen en las redes e investigar si son reales. Monitorear también posibles cuentas alternas que los chicos abran para escapar de la supervisión, por ejemplo, con apodos.

Si van a dejar que sus hijos usen las redes, tienen que convertirse en expertos en redes. Si no quieren, no pueden o no les interesa aprender, siempre tienen la opción de quitarle a sus hijos el privilegio de tener un teléfono inteligente o el uso del internet en la computadora. Tomen el control de la vida cibernética de sus hijos, antes de que un depravado pedófilo se aproveche de ellos.

Fernando Fernández,  PI, BAI, CCDI, CDRS, CII, CAS, CHS-II

Presidente - Covert Intelligence, LLC

Fernando Fernández se dedica a la investigación privada en el Caribe desde hace más de 10 años con su compañía Covert Intelligence, LLC. Además de ser experto en investigaciones tecnológicas y de informática forense, se especializa en lenguaje corporal y micro/macro expresiones, investigaciones criminales, y ofrece seminarios sobre el arte de la interrogación. Es autor de la novela "Paradise Undercover", basada en sus experiencias en investigaciones en el Caribe, y de la libreta "El Arte de Detectar Mentiras".

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