SAN JUAN, PR – Junio 2017 –  En mi carrera como investigador privado me encuentro con muchos casos de investigaciones de antecedentes, tanto generales como penales. Las razones por las cuales un cliente solicita este tipo de servicio son muy variadas, pero hay una característica que todos tienen en común: todos quieren que el reporte de antecedentes sea lo más exhaustivo posible.

Un reporte de una investigación de antecedentes debe incluir mínimo la información específica sobre la cual el cliente se basa para pedir la investigación: saber si hay un historial criminal, saber si la persona investigada tiene un pasado nebuloso en cuanto a relaciones interpersonales se refiere (si hubo matrimonios, hijos escondidos, etc.), si es un deudor del gobierno por concepto de impuestos, y otros asuntos similares. Sin embargo, una buena investigación no solo se limita al tema principal, sino que indaga más allá para proveer toda la información posible para los propósitos del cliente que la solicita. Esto incluye ofrecer un reporte detallado y fácil de entender, donde el cliente pueda llegar a conclusiones basadas en la información provista.

Ahora bien, ¿está el cliente dispuesto a pagar por ese tipo de servicio?

Ya que vivimos en la era de la tecnología y de la informática global, hay muchas maneras de obtener información sobre una persona. Una simple búsqueda en Google puede rendir grandes frutos. Por otro lado, hay varios servicios de búsqueda de datos y antecedentes en el Internet, disponibles por unos costos ridículamente bajos. Nuestros clientes pueden muy bien acceder a uno de esos servicios y correr su propia investigación por una fracción del costo de una investigación realizada por un investigador privado. Dado todo esto, hoy en día los clientes están cada vez más reacios a pagar por el tiempo y esfuerzo que requiere una investigación completa.

¿Cómo defendemos nuestro trabajo, y nuestras tarifas por hacer el mismo? Haciéndolo bien. Una buena investigación va mucho más allá de lo que cualquiera de esos servicios de Internet puedan ofrecer. El entrenamiento de un investigador privado lo hace partícipe de muchas herramientas y contactos que no están al alcance de un ciudadano común. Además, para realizar un reporte adecuado, que se pueda leer y entender fácilmente, hay que saber "traducir" la información que se recibe de las diferentes fuentes, o lo que llamamos el "raw data".

Hay algunos compañeros de la profesión de investigadores privados que se circunscriben a entregarle esa data sin filtrar al cliente, y con eso terminan su trabajo de investigación. Esos son los que dañan la reputación de nuestro oficio, y le ofrecen un servicio flojo al cliente. Es vergonzoso que un cliente se vea en la necesidad de contratar a un segundo investigador para que le explique el reporte de un primero. Como cliente, deben saber que están en todo su derecho de exigir un reporte claro y fácil de entender sobre la investigación que contrataron. Como investigadores, vamos a poner un poquito más de empeño y de orgullo propio en el trabajo que se realiza. Después de todo, esa es realmente la diferencia entre contratarnos a nosotros o preguntarle a Google.

Fernando Fernández,  PI, BAI, CCDI, CII, CAS

Presidente - Covert Intelligence, LLC

Fernando Fernández se dedica a la investigación privada en el Caribe desde hace más de 10 años con su compañía Covert Intelligence, LLC. Además de ser experto en investigaciones tecnológicas y de informática forense, se especializa en lenguaje corporal y micro/macro expresiones, investigaciones criminales, y ofrece seminarios sobre el arte de la interrogación. Es autor de la novela "Paradise Undercover", basada en sus experiencias en investigaciones en el Caribe.