Tromholt les hizo un test y luego les asignó al azar que optaran por una de estas dos condiciones: seguir entrando en Facebook al ritmo de siempre o dejar de usar esta red social durante una semana. El resultado reveló los efectos negativos de Facebook en el bienestar general basado en las emociones y la satisfacción vital. Después de una semana sin Facebook, quienes optaron por esta opción mostraron una mejora significativa en su bienestar, con variaciones en función del tiempo que empleaban previamente en esa red social o si eran usuarios más o menos activos o más bien pasivos que tendían a envidiar a los más activos.
Confirmando otros estudios previos, esta investigación revela que estar siempre expectante y al acecho en Facebook puede producir sensaciones y emociones negativas. En cambio, conectar activamente con amigos cercanos, sea en la vida real o en Facebook, aumenta la sensación de bienestar.